Era un día maravilloso, ¡realmente espectacular!, Bah, ¿a quién engaño?, ese día fue realmente espantoso.
Cuando crees que nada puede ir peor, el día se pone terriblemente feo.
Llegué al salón muy temprano como siempre, creí que el día estaría nublado, pero todo lo contrario, hubo un calor que parecía que estábamos en el infierno... bueno me encontraba en la escuela... y es casi lo mismo jajaja.
Sonó el timbre, era hora de receso, por los nervios del examen olvidé mi almuerzo (no me gustaba gastar en comida de la escuela, así que siempre llevaba mi desayuno), ni modo, tuve que ir a comprar a la cooperativa escolar...
Como todo el tiempo la fila no tenía final, yo solo observaba mi reloj, el tiempo no se detenía, cuando de nuevo se escuchó, ahí estaba de nuevo la chicharra de clases...
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